Hoy
en día la tecnología nos invade, apenas recordamos qué es ir a la biblioteca a
por un libro o leer un periódico, tampoco qué es escribir a máquina, como
recuerda mi abuela. En su memoria, tardes jugando a las chapas, a las cartas,
la cuerda. ¿Es que es necesario la tecnología?, me pregunta. No tengo
respuesta, ¿cuánto tiempo pasa desde que te levantas hasta utilizar el móvil?,
cuestión de segundos, dije. ¿Dónde está la ilusión de recibir una carta?, ¿qué
es ingeniártelas para llegar a tiempo, sin hacer una llamada? ¿Dónde queda la
infancia? Fue entonces, cuando me di cuenta, cómo la tecnología afecta al
desarrollo personal en todas las facetas, cómo los avances habían sido el gran
culpable de evadir la vida social de los menores, pero realmente, pienso, que
no es la tecnología la que deshumaniza, sino las propias personas a través de
ella, pues al fin y al cabo, sirve mientras que seamos conscientes de su
utilidad, concluía.
A
lo largo de los años, la libertad ha desvanecido, estamos aferrados al afán de
todas aquellas máquinas que nos rodean, cuál es nuestro fin, me pregunto,
¿somos robots? ¿vivimos programados? por ello el futuro es una gran incógnita…
*redacción para la asignatura de escenario digital (publicidad)
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