25 horas de sueño...

yo también tengo momentos en los que digo, me gustaría estar con esa persona que me hace perder la cabeza, que me invade mi mente, él, es el motivo de mis lágrimas y sonrisas. Estar con él mirándonos el uno al otro a los ojos, miradas sinceras que te piden un beso, un abrazo, un te comería pero no lo hago porque me quedo sin él... Sueños eróticos en los que te levantas pensando.. ¿ Por qué cojones ha tenido que sonar el despertador?! momentos en los que presientes que está detrás tuya y notas en el cuello su respiración, te das la vuelta, no está, la echas de menos. Falta de adrenalina que solo él es capaz de darte... sueño tras sueño, alguno se tendrá que hacer realidad, pensé, coges una margarita, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, cojes otra, resultados opuestos, pero qué coño hago despierto sabiendo que los sueños son perfecciones en las que siempre termino rozando sus labios...

una mañana de frío intenso...

Hoy es uno de esos días en los que te levantas con el pecho desnudo y ensangrentado. Es aquel, en los que solo quieres desangrarte por los ojos, observar a tu alrededor y hacerte ver que eres invisible. Es una mañana de tormenta, en la que un tornado te invade tu mente, absorbe tus lágrimas, te obliga a tragar toda la mierda que ha sido asestada en el corazón. Hoy, es uno de esos días en los que te pones las gafas pero no encuentras el motivo de sacar una simple sonrisa, si quiera. Buscas aquella canción que te da fuerzas para que al menos, puedas atravesar las horas, sin que las ajugas se conviertan en otra puñalada. Es uno de esos días en los que tropiezas incluso con la arena, evitas caminar, pero el tiempo no espera, es un día de ventisca, y mientras que hace un viento de 100km por hora, y valla a contracorriente, has de seguir. Es un día, en los que la vida te obliga a jugar a “buscar a wally” pero no obtienes respuestas, buscas por las esquinas todas ellas están llenas de polvo, de restos pegajosos, hay de todo, excepto lo que buscas, una calle en la que esté llena de color, de sonrisas, de ganas por la que seguir luchando aquello que persigues… Pero… ¿qué calle es?

la herida más pequeña, es la más profunda...

buscando una tirita que cubra aquella herida tan profunda que permite desangrarme lentamente a cada segundo, que me hace perder fuerzas, y evita que la sangre de mi corazón palpite. Aquella herida que hoy por hoy me está matando... La sangre desparramada por el suelo formando un charco de alrededor provoca que cada mañana me levante más débil, sin fuerzas, sin apenas recibir oxígeno, pero no por ello, te vas ahogar con mi sangre...

una pieza de aquel puzle...

La vida, es como un puzle, las primeras piezas, son aquellas dos personas a las que aprecias con locura, tu padre, tu madre, más tarde, y a medida que pasan los días, eres tú el responsable de éstas, eres el que las elige. Algunas de ellas, no encajan de la mejor forma posible, son esas las que se desvanecen y se desencajan a lo largo del tiempo, otras, quizá encajen mejor, pero sin embargo se deterioran, pierden color, borran sus huellas, y solo permanece su forma, que antes o después, la ocupa otra persona. Mi puzle se acaba, la mayoría de las piezas están puestas, solo faltan dos o tres, y ésta última, fue cuando te conocí, cuando empezaste a formar parte de mí, eres una de las piezas principales, que deslumbran en una noche de tormenta, eres esa pieza, y pedazo que permanece en mi corazón. Esta pieza, de tanto valor, y entre otras, de las que mejor encajan, se llama, Carlos, pero no un Carlos cualquiera, sino, Carlos Eduardo, aquel que me llena en mis momentos de vacío, aquel que sigue mis huellas aún cuando me meto en un charco de gran profundidad, es él el que me saca de las piscinas que no tienen escaleras. Es Carlos Eduardo, el que dejo huella, y hoy por hoy la repasa con una sonrisa, una llamada, o un simple, “buenas noches princesa”…

un secreto: LE QUIERO.