Todavía se me revuelve el estómago cada vez que pienso lo despistada o cobarde que soy a veces de tragarme el orgullo, por verte sonreír.
lo idiota que se puede llegar a ser a veces, y lo minúscula que soy ante la enormidad de sus detalles.
que gigantes son mis ganas de morderte a besos y no hacerlo.
Qué jodida es la distancia cuando te quiero a centímetros y te tengo a kilómetros.
Qué puta maravilla es tu sonrisa, esa que te viene de serie y te sienta de cine, la misma que acomoda en mi cabeza, e invade la mente de la que se cruza de brazos cuando me enfadas con un " Tonto, cállate..."