Las mejores series de televisión inspiran los cócteles más sugerentes,
con mad men descubrimos que “old fashion” está de moda, con sexo en nueva york
que el “Cosmopolitan es el accesorio más esencial, y con Marylin Monroe en faldas a lo loco…
el cóctel Manhattan. En Ópalo gastropub buceamos en
los clásicos del cine para volver a tener ese buen sabor de boca.
En manos de nuestro barman Joaquín Caumel se elaboraron cuatro
combinados, desde los más clásicos a los de vanguardia, con coctelería de autor
y cócteles personalizados. Tropicales, con cava, con absenta, con
chocolate, frozen, ron blanco, frutas y un toque de dulzura con textura
suave y precisa que despierta tu paladar. Entre la multitud de combinados tenemos
una buena ristra de ingredientes, una interesante combinación de sabores
afrutados y presencia de cítricos.
Viajando
y buceando por el cine desembarcamos en la playa caribeña de Puerto Rico, una
hamaca, una dosis de relajación, una cucharada de azúcar, y un vaso de buen
rollo, es el ambiente que se respira en la cata con una piña colada en su fruta
entre las manos.
Para los
paladares más sensibles al dulce degustamos un Ópalo Madrid, un cocktail personalizado de la
coctelería de autor que contiene blue
tropic, licor de mora, y el ingrediente secreto, sin duda alguna este es
nuestro favorito; El cuerpo de esta fusión de sabores actúa sobre la textura
del cóctel, aportando ciertos aromas. Continuamos con un trago estrella en la
coctelería creativa: Coconut Cóctel. Una combinación tropical de leche de coco,
ron, vodka y un chorrito de Marie Brizard cristalino y brillante, con notas
ligeramente ácidas, y un
aroma acaramelado.
Para
poner punto y final… Un Imperial, que, a pesar de su nombre tan rimbombante se
presenta todo un clásico: Una variación del Martini original con un toque de
licor de Cassis, rasgos de un destilado elegante, sutil y con personalidad
propia. El
resultado fue un trago largo y refrescante que dejó sin palabras a los
asistentes.
Aún
quedan muchos secretos por descubrir, pero dejamos que seas tu quién lo
descubra:
Siempre
nos quedará París…