Quedan llenos los recuerdos y vacíos los corazones que
unieron dos caminos recordando que él se ha ido.
Emigraban mis ganas de seguir adelante, me tragan lentamente
las arenas movedizas; apenas soy consciente de la miseria que queda en mi
cigarro, consumiéndome paulatinamente, que me convierte en las cenizas, que él formaba quemando los recuerdos, encerrados
en una lágrima y una sonrisa desordenada…
Se me apresuraba la respiración, desvirgando los pulmones,
dañados por aquella calada de aquel humo que no es más que el recuerdo
constante de que nos estamos consumiendo…