¿Crees que has llegado a este blog por casualidad? Bienvenido eres,hoy mañana y pasado,tanto tu como los que te rodean. Aquí, podrás encontrar infinitas palabras que te saquen una sonrisa,una lágrima,que te sientas identificado con alguno,o simplemente sea el hecho de reflexionar. Sé que la perfección no la podemos encontrar en este mundo,por ello,te ruego que si te gusta,me lo digas,y lo que no te convenza,también. muchas gracias! SI TE CONQUISTO, PUEDES VOLVER MAÑANA ;)
jueves, 29 de septiembre de 2011
aquella era yo.
A veces me cuesta recordar lo que sentía cuando era una niña; lo que pensaba, hasta lo que veía. Y necesito hacerlo porque no puedo ser quien soy si no consigo rescatar de mi memoria todas aquellas extrañas sensaciones. Son momentos de desconcierto, pero a veces, presiento que estoy cerca; sin embargo, hay veces que siento que vuelvo a esa niñez. Pero escribir “aromas casi ingenuos” es una tontería porque ahora lo escribo, desde la que soy.
Y el mundo de la niña que yo era fue un mundo propio, un mundo en el que destacaban las grandes sonrisas, de oreja a oreja, también las lágrimas, pero sólo aquellas, se desprendían por rebeldía, por conseguir ciertas cosas. Recuerdo haberme inventado los deberes, enseñárselos a papá, y salir a jugar, donde todos los conflictos, se resolvían con perdones, un abrazo, y un beso. Etapa de la vida, en la que tu mayor problema era que tú amiga se enfrentase a ti. Recuerdo aquellas preguntas en las que me daba vergüenza responder ¿Tienes novio? – sí. Contestabas silenciosamente asintiendo con la cabeza, pero la pregunta clave, no era esa, eran con las que continuaban la conversación, ¿va a tu cole? ¿es guapo? Y ¿cómo se llama? A las que nunca respondiste claramente,a las que contestabas tímidamente, y salías corriendo a jugar, como si aquella conversación nunca hubiera existido. Pude observar como todas tenían el nuevo bebé que salía en la televisión, todas, excepto yo.
Y pasados los años, cuando ibas al cine con tu amiga y su madre, te alejaba de ellas por vergüenza ajena.momentos en los que ibas a hacer la compra, y te gustaba colocar la comida en el carro, llevarlo tú, y sacar la moneda. Tener en mente todos esos castillos de arena donde te tirabas toda la mañana trabajando con ello, para que fuese tu primo mayor, y te lo destrozase. Recordar esos momentos donde abrías tu red social, y tenías un nuevo comentario, donde presumías por tener “50 amigos” y que tu amigo tuviera 40. Observar que sigues guardando todas aquellas colecciones de tazos, gogos, cromos, “ polly pockets”, pegatinas, etcétera… donde eras feliz, fueses como fueses, gorda, con gafas, granos, estrías…
De modo, que sí, supongo que esa, era yo.
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